Jettel que te quiero Jettel

Garcilaso de la Perra, Jettel que te quiero Jettel, Cerdanyola del Vallès, La Cesura, 2011.
Garcilaso de la Perra, Jettel que te quiero Jettel, Cerdanyola del Vallès, La Cesura, 2011.

Tabla de contenidos

I

La puta

resignación

me dices.

La puta

decepción

me dices.

La puta

mediocridad

me dices.

En el espejo

se hunden

mis ojos.

II

no hay mayor

espacio

que la fina

capa oscura

que convierte el cristal

en espejo.

V

Siempre empezar

papeles libretas libros

Siempre empezar

miradas caricias

polvos niños

Siempre empezar

papel tabaco boquilla

cáncer

Siempre

Empezar

IX

:

;

las miradas de

asombro son

:

el vacío de

tu ojo izquierdo

en mi ventrículo

derecho

.

X

ausentarse

mediante afirmar

el mismo juego

el contexto general

innoble

mujeres

y viceversa.

XII

proyección rítmica

.

tú compás

..

idealización

.

tu sexo

..

XIII

disfrutar la ausencia

de tu coño

una vez otra otra

es dilatar

la incerteza

de volcarnos

una vez más

XIV

Me miras

sabes que te reviento

flor

pero me miras

es perverso

flor

pero te miro

Tú corrompida

Yo corruptor

me encantaría abrir

un nuevo

origen

XVI

cuando la pasión une

la frontera lingüística

desviste el contenido

universaliza la

forma

tan sólo

Yo

XVII

Niña nana

a mata de romero

niña nana

tus ojos negros.

XVIII

como ya no estoy

triste niña

no me quieres

como ya no llevo ojos

negros niña

no me quieres

como ya de ti no

dependo niña

no me quieres

como ya no me

consuelas niña

no me quieres

ahí te quedes

niña

ahí te quedes

XIX

la manera de yo quererte

no sea como las gentes piensen

el problema está en

la forma

lo hondo

la frontera

del mío quererte

XX

no culpo al destello

(esta vez no ha sido)

es la argolla del deseo

que me permite asirte

para poder morder

tu pelo

XXI (o encuentro posterior)

en no mirarte

delato

mis ojos

en no mirarme

delatas

los tuyos

eso que cuelga de tu argolla

es mi cadena

sólo ofrecémela

y nuestros ojos

serán uno

XXII

no creas que por ello

(despojar la dignidad

de tu origen

no es reto)

me voy a partir

los cuernos

XXIII

asesina

supuesta

goliárdica

supuesta

tirana

supuesta

la suposición se rompe

todo ternuras

me dice

la obertura

hacia tu pierna

XXIV

con recelo

tus ojos un mundo

de reojo

tu cuello el ofrecimiento

mecer tu pelo

delata

no lo supe ver

XXVI

mi entrepierna

vacía

la tuya

llena

las cosas no sucedan

tus ojos

entre el humo de tus labios

el vacío

las cosas no sucedan

te acercas

poco

a

poco

las cosas no sucedan

cierro los ojos

oigo cómo

me miras

las cosas no sucedan

tus piernas me rodean

yo en tu origen

era inevitable

XXVII

por todo mi cuerpo

haciendo eses

tu mirar

encaramado

a tu cuello

el mío

tu mentón

me increpa

¿necesitaba aprobación

para violar tus poros?

tu mirada

ignoro

tus labios

cómeme

tu andar

muere

XXVIII

tu boca

perra

ya marchita está

tus ojos

perra

terrible el miedo

que dan

como tu coño

perra

como tu coño

inmensidad

XXIX

absorber el líquido

de tus labios

secarlos secarlos

hundirme en las lágrimas

que corren tu cara

esparcirlas esparcirlas

inhalar el vapor

de tus párpados

desollarlos desollarlos

son

lo tangible

tu sombra

el recuerdo

tu ausencia

de ti

perra

eso me queda

XXX (orgullo militar)

la mirilla perfila

tu ojo

tu ojo codicia abrir

mi vacío

errar el primero

te desespera

esperas mi asomar

tras la lluvia de mortero

la muerte retumba

en el hueco de mis huesos

con cada huella de tu bota

es el momento

es la hora

la ausencia cinética

aborda los cuerpos

salir

del suelo

cayó el fusil

levantaste el metal

y dejar frío mi cuerpo

al suelo

enajenado aún pude ver

la artillería te abatió

ya sólo queda

disfrutar

tu silencio

Epílogo al manuscrito del Lago.

Mal llamado manuscrito, el impreso del Lago consta de cincuenta y tres páginas manuscritas sólo en parte. Se trata de una serie de correcciones al margen, cuando no sobre el mismo texto, y de varias anotaciones, de muy diversa naturaleza, entre las que se advierten, al menos, dos manos distintas. Una de ellas, según afirma el actual propietario del documento, del propio autor. El resto, esto es, la generalidad del testimonio, consiste en una serie de impresos al uso, sin numerar y sine die. Cabe, con todo, fecharlo en el otoño de 2005. Fue entonces que De la Perra se lo entregó en mano a su actual propietario y, en puridad, apenas hay obra publicada del poeta con posterioridad1. Teniendo en cuenta que la actividad literaria del poeta se desarrolla a lo largo del 2004 y en los primeros meses del 2005, el impreso del Lago debió ver la luz durante el verano de ese mismo año o días antes del célebre encuentro en el Lago. Las anotaciones, en palabras del propietario del documento, las realizó el mismo De la Perra en su presencia; preguntado por aquellas otras notas que pueblan el impreso, no se pronuncia y, a día de hoy, no se conoce que el testimonio haya estado en manos de terceros.

El impreso del Lago ofrece una primera portada en su cubierta. Ilustrada con una de las mujeres del neerlandés De Kooning, lleva por título Jettel que te quiero Jettel y anuncia la editorial, desconocida de otra parte, que tenía proyectada la publicación de la poesía de De la Perra: La Cesura. Sigue, stricto sensu, la portada del impreso y el título, esta vez, es Obras casi completas de Garcilaso de la Perra, cuya suerte entre el público ha sido menor frente al exitoso Jettel que te quiero Jettel de claros ecos lorquianos. Hay, a continuación, una escueta introducción de Lázaro de Borges que me limito a transcribir en el primero de los anexos2 y siguen, sin mayor preámbulo, los poemas reproducidos en el siguiente orden: I, II, V, IX, X, XII, XIII, XIV, XVI, XVII, XVIII, XIX, XX, XXI, XXVIII, XXIX, XXIX y XXVII; aunque se hallan intervenciones de autor, las más de ellas responden a una segunda mano y no merecen mayor interés. Luego, raro caso, se leen diez y seis páginas de prosa, segmentadas en cuarenta y tres fragmentos, difícilmente atribuibles a la pluma de De la Perra. No descarto darlas al público más adelante. Y sigue, por último, la segunda versión de Jettel que te quiero Jettel, con una segunda portada que se ofrece más arriba, la misma introducción de Lázaro de Borges y los poemas, en esta ocasión, intervenidos únicamente por su autor. La colección se amplía con seis nuevas composiciones: XXII, XXIII, XXIV, XXVI, XXVII y XXX; este último, como el poema XXIX de la primera versión, aparece por dos veces, aunque, en la segunda de las copias, se halla la lección definitiva del título, XXX (orgullo militar), y la firma autógrafa de De la Perra, acompañada por una curiosidad que toma la forma de una nota al pie de página: Realizar una firma de ejemplares (idea).

Dadas las circunstancias, he dado en llamar L1 a la primera de las versiones de Jettel que te quiero Jettel y L2, a la segunda, que, aunque segunda, ha gozado de prioridad frente a las variantes que haya podido encontrar porque, como está descrito, está fuertemente autorizada. Es más, la disposición de las versiones no tiene, en este caso, mayor trascendencia; parecen, simplemente, lo que antaño llamaban galeradas, puestas, una antes, otra después, en un carpesano, con la salvedad de que L2 cuenta con la firma de su autor. Esto baste por ahora.

La muerte de Garcilaso de la Perra en la primavera del año 2007 nos ha privado de una de las voces más descarnadas, en tanto que desnuda, de la poesía castellana de este incipiente siglo XXI. Fantasear con las cotas que podrían haber alcanzado sus versos de nada ha de valernos y menos aprovecharnos. Para eso, precisamente, está esta primera edición de su obra: si Garcilaso las quiso casi completas, la muerte hubo de completarlas por siempre. Así reviente.

Ernesto Barroso

Sant Feliu de Codines

Agosto de 2011

Anexo I: Introducción a cargo de Lázaro de Borges.

El siguiente poema es con el que quedó bautizado Garcilaso de la Perra. No fue el primero de él. Pero sí el primero con su nombre, «puesto por una bella dama en una cantina que el poeta frecuentaba en la época».

Esperpento esperpento

pudiéndonos ir de carnaval

preferimos el lirismo

de un postmoderno

en un Cadalso

que alfalfa no tiene

si echas a volar

A partir de este poema, De la Perra cambió su perspectiva en lo que hace referencia al lírico de sus composiciones.

Anexo II: Ornitología.

Texto publicado en el número cuatro de Chomsky no lo haría (diciembre de 2005).

Me está mirando.

Mientras habla

Me aseguro de que no haya sido fortuito. Lo hago con disimulo.

saco la libreta y me pongo a escribir. Para que no se ofenda, de vez en cuando, hago un gesto afirmativo con la cabeza y lo intercalo con algún que otro ruidito nasal con la misma voluntad. Sigue contando yoquesequé sobre sí. Al verme empuñar el bolígrafo sin usarlo, hace ademán de increparme, pero me adelanto:

—Sigue, te escucho.

Evidentemente es falso. Aún así ella sigue por donde parece que lo dejó.

La voy mirando furtivamente. Ella hace lo mismo. No sé aún qué ponerle.

Le cojo un cigarro y bebo un poco de su cerveza. Se me hace imposible asimilar una sola frase completa.

Le escribo: «gorriona, gorriona

[?]». Firmo, arranco la hoja y me levanto.

Se calla de golpe.

Mientras me acerco a ella,

Me pregunta adónde voy.

me voy poniendo nervioso gradualmente. Me mira de reojo y al ver que me acerco gira la cara hacia su interlocutora de la derecha. Yo miro hacia todas partes excepto a su mesa. Cuando llego, le acerco la hoja

Eran miradas de asombro.

y nos miramos un instante muy breve, como el resto de las veces. Me doy la vuelta, camino hacia mi mesa, tras lo que estalla un rumor gallináceo.

Me siento en la mesa, me acabo su cerveza y le cojo un cigarro. Me pregunta:

Eran miradas de asombro.

—¿La conoces?

—No.

—¿Entonces?

—Me estaba mirando.

Anexo III: Entrevista a De la Perra.

Texto publicado en el número cero de CAJÓN DEsastre (enero de 2007).

—Muy buenas tardes señor De la Perra.

—Buenas tardes.

—¿Cómo se siente después de la última publicación de un pedazo de servilleta?

—Pues, la verdad, no me acuerdo. Hace ya mucho tiempo. Estoy en trámites de jubilación.

—No me refería a usted, sino al incipiente mercado de publicación de pedazos de servilletas, es evidente que usted fue uno de los precursores.

—Me parece muy bien, es un mercado extraordinariamente complejo (ríe).

—Bueno, dejemos de lado esto y aprovechando que lo menciona, ¿qué nos puede decir de la nueva publicación Cajón DeSastre?

—Usted dónde se licenció, ¿en ciencias de la comunicación? Aún así contestaré a su pregunta: Visto que aún no está en papel, y que aún no se sabe cuánto tardará en publicarse el primer número, no puedo decir mucho, pero el piloto tiene buena pinta. De momento, no sé si colaboraré. Primero quiero ver la forma que toma el proyecto.

—¿Puede matizar?, es decir, ¿qué quiere decir con lo de la "forma"?

—¿Entiende usted la expresión "Ver por dónde van los tiros"?

—Sí, y usted, ¿entiende la expresión "Salirse por la tangente"?

—Creo que no estamos aquí para valorar mis conocimientos folklóricos.

—Es cierto, entonces vayamos al grano. ¿Qué es eso del funeral de Chomsky no lo haría?

—(Cara de asombro) Fue algo muy triste, no como los funerales de hoy en día: No hubo catering, ni tan siquiera una procesión de plañideras. Hacía un frío espantoso y estábamos los cuatro sin saber qué decir.

—(Se despierta) Muy interesante, pero ¿de aquí debo deducir que lo que nos quiere decir es que la revista pasó a mejor vida?

—¿Pero usted me escucha cuando hablo?

—¿Perdón?

(El señor De la Perra se marchó sin responder)

Edición de Jettel que te quiero Jettel del 21 de agosto de 2011.