Acto 36
El piar
de pájaros
pobres, embrutecidos,
sobre el remoto
tronar de la
tormenta.
Incapaces
del contra, las
palabras agotadas
van sobre la brisa,
por la luz, hasta el
estallido de puro
blanco, arriba,
ante el cielo.
No ante:
es el mismo cielo.
Cada tarde llega:
Llueve.