Libro de fábulas del maestro Miguelillo

Fábula de don Tejón y el sindicato de los castores

Otra muy trazuda del maestro escuela

Baja don Tejón de la montaña con mucho apuro. Los osos de la madera se han vuelto a sus cuevas, a dormir todo un invierno, mientras las patas de las sillas del mundo se siguen combando y partiendo. ¡Menudo escándalo se iba a formar si se dejasen de producir unas patas nuevas! Don Tejón pregunta al viejo búho por los castores, que tienen nombre de leñadores, y la rapaz le indica en su rama que siga el curso del río «abaju, abaju, hasta lus huuumedales». Cae la tarde. Don Tejón se apresura entre los abetos, atento a la canción de las aguas. Si los castores se avienen a trabajarle con las nieves encima, salva la temporada. Está dispuesto a negociar un precio razonable. Por el oído, descubre la cercanía de la corriente y, por el olfato, reconoce el hogar de los leñadores. Don Tejón alza el hocico temeroso del cielo y descubre el misterio de un lucero en mitad de la noche.

Don Tejón

No puede ser!

Un castorcillo en remojo

Qué hay?

Don Tejón

La noche!

El mismo

Pues como cada día, buen tejón.

Don Tejón

Y los castores?

El mismo, más despierto

Todos ellos, dice?

Don Tejón

Sí, señor.

El castorcillo sacude la cola y rompe la sombra de los abedules en mil y una ondas. La comunidad de los leñadores acude al lugar, de inmediato. Don Tejón, contando incisivos a dos pares, se frota las patitas de delante.

Un castor

Mande.

Don Tejón

Necesito cuatro buenos troncos al día.

El mismo

Para qué?

Don Tejón

Mis negocios.

Otro castor

Eso es mucho.

Don Tejón

Yo lo pago.

Murmullo general.

Don Tejón

Doy diez bellotas la hora.

Más murmullo.

Don Tejón

Quién se aviene?

Un castor cualquiera

Quieto ahí!

Don Tejón

Doce.

Otro castor, al fondo

Pero qué dice!

Otro castor, más cerca

O todos o ninguno.

Don Tejón

Cómo?

Un castor distinto

Que vamos a una.

Otro castor

Que aquí no abrimos la boca por menos de veinte bellotas la hora, don Tejón.

Don Tejón

Veinte es mucho, señores… Casi la mitá de lo que cobra un oso!

El mismo, que podría ser otro

Y qué les paga, si se puede saber.

Don Tejón

Estaríamos hablando de cerca de cuarenta y cinco piezas por cabezota.

Más murmullo y algún que otro chapoteo de desaprobación.

Don Tejón

Señores, que son pardos!

Un castor más bien recio

Calma, calma.

Otro

A ver, a ver… Le hacemos el trabajo por veinticuatro bellotas la hora.

Don Tejón

Uf!

Otro cualquiera

Uf?

Don Tejón

Les doy quince.

El mismo

Que sean treinta, y no se hable más!

Don Tejón

Pues vaya negocio!

El mismo u otro distinto

Pues nada…

Otro cualquiera (en esta ocasión)

Pues pase usté una buena noche, don Tejón.

Don Tejón

Alto, alto. Vale. Que sean veinte.

Un castor distinto, puesto en pie

Veinticuatro, con una hora para la comida y media para la siesta.

Don Tejón

Qué hora ni qué media?!

Otro castor

Ocho por jornada, don Tejón.

Don Tejón

Cómo que ocho?

Otro castor

Ocho para dormir…

Don Tejón

Tanto?

Otro castor

Ocho para trabajar…

Don Tejón

Y?

Otro, que podría ser el mismo de antes

Y las otras ocho, para el solaz de los castores.

Don Tejón

También?

El mismo (sin duda)

Pues claro.

Don Tejón

No tanto, señor mío!

Otro castor

Mire usté que viene de antiguo…

Don Tejón

El qué?

El mismo

El gusto de los castores por el solaz. Acaso no se divierten ustedes, los tejones?

Don Tejón

Poco y mal, a lo que parece. Hay que mantener un bosque en pie, ya saben.

Un castor cualquiera

Entonces, qué?

Don Tejón

No sé, no sé. Me cobran mucho…

Murmullo de vocecillas.

Don Tejón

…y me trabajan menos que el oso pardo.

Un castor

Pero qué dice!

Otro castor

Le hacen más de ocho horas al día?

Don Tejón

De sol a sol!

Otro castor

Y para qué nos quiere a nosotros, entonces?

Don Tejón

Porque ha llegado el frío y se han ido a dormir.

Otro

Ocho horas?

Don Tejón

Todo un invierno!

Otro, más amable

No se apure usté, don Tejón. Nosotros le sacamos cuatro buenos troncos cada jornada por veinticuatro bellotas la hora.

Otro, al fondo

Con o sin corteza!

Otro, a su lado

Eso!

Don Tejón

Sin corteza, dicen?

Un castor, más cerca

Pues claro.

Un castor más bien orgulloso

Nosotros trabajamos bien la madera.

Otro cualquiera

Cosa fina!

Don Tejón

Está bien. Me hacen ustedes un favor, después de todo.

Un castor cualquiera

Está bien?

Don Tejón

Sí.

El mismo

Vale.

Otro castor

Hablemos entonces de las bajas laborales.

Don Tejón

El qué?

Otro castor

Y de la paga para después!

Don Tejón

Cómo?!

Un castor pasado de años

Y del retiro!

Otro castor anciano

Eso, que los castores viejos también gastamos gusto!

Don Tejón

Alto, alto. Qué me están pidiendo, ahora?

Un castor cualquiera

Las bajas!

Otro

El paro!

Un castor más bien hermoso

Calma, calma…

Don Tejón

Pero qué quieren? Que pague yo sus resfriados cuando se pasan todo el día en remojo?!

Un castorcillo

Pues sí.

Otro

Pues claro.

Otro distinto

Somos castores, no?

Don Tejón

Ya, ya. Pero yo sólo les pago por unos troncos, señores. No veo por qué tendría que ocuparme de su suerte…

Un castor cualquiera

Porque vamos a una.

Otro distinto

Porque aquí no abrimos la boca por menos de una certeza, don Tejón!

Don Tejón

Que sí, que ya. Pero comprendan, señores castores, que yo no me puedo responsabilizar de los elementos! Que son muchos y muy suyos!

Un castor preocupado

Y, si el viento me tira una rama encima, qué?

Don Tejón

Qué?

El mismo

Si me cae en una patita y me la rompe mientras estoy trabajando, qué?

Don Tejón

Mala pata, no?

Murmullo general.

Un castor, puesto delante

Está bien. Si sopla el viento, no se trabaja.

Don Tejón

Eh?

Un castor, en medio

Y si hiela, me resbalo, me caigo y me parto los dientes contra un piedrote?

Otro, a su lado

Eso!

Otro, en cualquier parte

Cómo trabaja un castor sin dientes?

Otro distinto

Ni sin pata!

El mismo de delante

Vale. Los días que hiele tampoco se trabaja.

Don Tejón

Cómo?!

Un castor cualquiera

Está bien. Tampoco saldremos cuando arrecie demasiado, no se nos vaya a constipar nadie, que nunca se sabe.

Otro distinto

Vale.

Don Tejón

No, no, no!

Un castor concienzudo

Que sí, don Tejón. Haga usté caso…

Otro

Que la humedad es muy traicionera, por aquí!

Don Tejón

No. Digo que eso no puede ser, que estamos a las puertas del lobo invierno y las patas de las sillas del mundo padecen muchísimo por estas fechas. Pago la tal baja… si es trabajando!

Un castor viejo

Y el retiro?

Don Tejón

Pero qué viejos?!

Otro cualquiera

Todos nosotros, tarde o temprano.

Enseñanza

Desta forma aprendió don Tejón que un sindicato de fábula es cosa mala para la producción en serie de las patas de las sillas del mundo y que los bosques, siendo uno tejón de cuna, pesan una barbaridad.