CANTO XLI
Eco transita sola por las calles del invierno,
su cuerpo antes de ninfa vaga por los febreros
grises, los engañosos marzos y las semanas,
los vientos iracundos de la carne y el tedio.
Eco por las placitas y cuencos para gatos,
por las grandes macetas de los balcones mustios
de la flor tronchada detrás de la baranda.
Eco por el andén, por las ojeras hondas
de los trabajadores y de los estudiantes,
en las barbas de cuadros incesantes del hipster,
en la repetición de los flecos del toldo.
Busca en los ojos jóvenes pero ya nadie busca
otros ojos
y encuentra parapetos en las frentes tan gachas,
Eco desde el arbusto, camuflada en la nada.
Eco desde el follaje del olvido
ve a su amado por todas partes, en cada hombre,
cada mujer,
ve otra vez y una vez las aguas contemplarse
ansiando la opinión.
Eco sin cielo busca la estufa de los bares
y halla como respuesta febrero o más febrero,
y halla como respuesta las aguas de los otros.