CANTO XLV
HA CAÍDO MOLEDO en su baranda,
ella ha creído que eran las vestales
del Tiempo y sus ofrendas.
Ella es una y son todas, porque ella
pueden ser ellos y puedes ser tú.
A estas alturas ya eres tú este canto,
tal vez Moledo en ti son sólo libros
de historia rigurosa y datos ciertos,
pero Nihil ya corre por las venas
del insomnio de Malla y el insomnio
carcomido en las sábanas sin sueño.
Y buscas causas y ergo sum sin norte
y la risa que en todo se te clava
y la luz que perdura pese a todo.
HA CAÍDO MOLEDO y tú has creído
que los derrumbes de otros no te afectan,
que no era para ti todo su peso.
HA CAÍDO MOLEDO y el silencio
se agolpa hacia sus labios traicionada,
sus labios de Roser, labios de Atares.
No sabe ver de dónde vienen tantas
lágrimas y es su cara cauce y todo
su cuerpo envenenado y harapiento,
sin GPS para todo el llanto.
HA CAÍDO MOLEDO sobre Alicia,
despierta y trasnochada en el dolor,
dejada en la cuneta del dolor,
dejada de ese trasvivir que lleva,
dejada en una margen de la vida,
la losa donde yace ya el Galea
dejado en brazos del jaco encendido
y Nihil que golpea sin ambages.
HA CAÍDO MOLEDO tras el sueño
y a estas horas ya sabes sin verbo
que todo son habitaciones huecas
y que el Cero respira en todas partes.
HA CAÍDO MOLEDO y aun acaso
digan «Malla no es Malla [eruditos
más que sabios] ni fue torre su torre»,
porque están ciegos de crónicas serias
y la historia del cuerpo no les deja,
no les permite masticar ficciones,
la historia de la carne sin su friso.
Mulop no veneraba al toro sacro
por más empeño y rezos de los otros.
HA CAÍDO MOLEDO en tus esquinas
y tal vez digan «es voz falsa y pretenciosa»
porque yo canto a sordas por Moledo,
pero no es menos real esta caída
por más que sea un mito de mi cuerpo.
A estas horas todos ya lo saben,
HA CAÍDO MOLEDO.