CANTO XXVI
CARPE, sí, CARPE, lo que importa es CARPE.
Todos en procesión al CARPE DIEM.
Pero ella en casa, un ovillo gris
de lágrimas.
Un ovillo olvidado de camino
a las fiestas del CARPE, porque el novio,
su primer novio para siempre fue
a llevar a su amiga, a la fea.
¿Y qué va a ser, si todo es CARPE DIEM,
de ella?
¿Qué va a ser?, si su cuerpo ya no es su
cuerpo, que ha echado caderas y todos
las quieren flacas.
¿Qué va a hacer?, si su cuerpo ya no cabe
en anuncios de moda ni en vaqueros?
¿Qué va a hacer? CARPE aquí y CARPE allá
y ella tan sola.
Espera Atares junto a un borrón verde
del camino.
Espera con la frente gacha a que
el gallo juvenastro se haya ido.
Ella solo planea DIEM, DIEM
con su Joan, con su amor desde pequeña.
No quiere nada del Mollet, ni verlo
siquiera.
Pero está claro que se ha encaprichado,
que siempre que la ve la intenta algo,
por muy fría y distante que se ponga.
Está claro que busca CARPE el muy,
y ella quiere a su Joan que la regala,
que quiere la casita que ella quiere
y el DIEM de a diario de los dos,
y algunos niños, si lo quiere dios.