Noches en Poderna

Páginas 2 y 3 del capítulo XLIV de Les jours de la fièvre

Kollwitz, Conspiración, 1893-97, detalle de los conspiradores.

la vida quema» siguió diciendo. «He sido cegado y he estado sordo y he prohibido las emociones más intensas de mi vida por un tiempo largo. Era mi camino de proteger. Nadie, ########, quiere morir calcinado. Ni uno. Deja que te cuente una cosa, amigo. Fue en los altos bosques del ######, a finales del invierno de ####, pero allí el invierno nunca termina de irse. No hay primavera allí, pienso. Estuvimos de caza. Caza grande, ¿sabes? Nueve días subimos el ##### de aguas negras y silenciosas. Nueve días a contracorriente… El silencio es abrumador cuando más subíamos. Si tú piensas que es paz, estás equivocado. Más silencio, más tensión. Más tensión, más fuego por dentro. El fuego es un forma de dolor que no sabes qué hacer. Dónde estar o poner a ti. Tú te encuentras con la mano en el agua del río y el agua del río es una forma de hielo líquida que hiere y, cuando miras tu mano, es blanca de muerte. Roja como dolor. El dolor es la única cosa que te mantiene despierto. Él te recuerda que la vida quema si tú bajas tu guardia. Te dice a ti que no debes descuidarte un sólo momento». ######## se sirvió más whisky. Bebió un sorbo, dijo «Nosotros estábamos yendo a cazar una criatura excepcional. Era una bestia única en el mundo… Única, ¿sabes? Parecía como una leyenda que los madereros habían oído contar a los buscadores de oro, algo que los viejos buscadores habían escuchado de la gente salvaje del lugar. Yo digo los nativos. Tú sabes que ellos cuentan historias. Historias muy antiguo». Bebió otro poco. «¿Qué criatura se trataba? ¿Qué animal podía alimentar nuestra fascinación de ese manera? ¿Qué nos arrastraba río arriba? Las gentes salvajes lo llamaban ########. Es un palabra de su idioma que no sé qué infierno puede decir. Yo no vi nunca un hombre nativo. Yo sólo oí el viento que aúlla en las ramas. Ni un pájaro. Ni un lobo. Ni un cosa. Sólo el viento en las ramas, el ######## alrededor». Se detuvo. Me miró fijamente: «sí, eso es lo que ellos cuentan a los niños», y se acabó el licor de su copa. «Pero ¿tú sabes qué? La vida quema y no conozco a nadie que quiera morir calcinado. Ni uno en este mundo. C'mon… Ponme otro trago», dijo, y continuó con «No somos niños por más tiempo y yo sabía que yo tenía sólo un disparo. Una maldita bala. Toda mi entera vida en un tiro, ¿sabes? No es algo que tú puedes jugar. No es un broma, es el tipo de cosa seria para que la vida es. Yo quiero decir que no esperes otra oportunidad porque no hay otra maldita bala: DO NOT WASTE IT», escupió, y se bebió todo el whisky que acababa de verter en su copa. «Listen to me, my friend… Tú puedes fallar tu disparo y tú puedes esperar tu oportunidad'til you die… Tú lo sabes. Tú estás en lo cierto. Tú lo tienes en tu propia mano… Now, it's your fucking choice, man».