10 de enero de 1989
Todos los días sonaba el despertador a las siete y cuarto de la mañana y todos los días se levantaba de la cama muerto de sueño. Y qué quieres hacerle, chaval, si nosotros respondemos ante un cliente y un particular? Pues dormir más. No sé, joder. Por...
15 de diciembre de 1988
—T'has quedao que ya no quedan gatos por la calle?
—Pero qué dices, tío?
—Lo que oyes.
—Es verdá, tío.
—El qué?
—Eso.
—El qué?
—Que la Montse me l'ha dicho, a mí.
—El qué, joder.
—Una cosa, tío.
—Qué Montse?
—Mi vecina, d'allí.
El David B. se apartó el bocata de la boca (uno de salchichón, muy...
29 de diciembre de 1989
Todavía estaba mojada. Lo notaba al moverse, en la ropa de las bragas. Tenía el coño contentillo. Sólo de pensar en lo que había hecho por la mañana, hacía un rato, se sentía guarra, sucia y mal. Dejó dicho al encargado de planta que se tenía que...
29 de noviembre de 1988
Cuando vuelves a casa del trabajo a las seis y pico de la madrugada, no reparas en si está lloviendo de verdá o si el suelo está mojado por culpa de la niebla. No te importa. Te da igual que haga frío o que la llovizna te...
28 de noviembre de 1988
Después de que sus padres lo enviaran a la cama a eso de las diez y cuarto-diez y media de la noche, el Sergio A. se quedaba siempre un ratillo más despierto, con su spectrum, programando a escondidas. Poquito a poco, estaba desarrollando un videojuego que se...
31 de octubre de 1985
Aquella noche de finales de octubre de 1985 no hubo luces en el cielo de Sant Mena, ni estruendo de voces en las montañas cercanas. Se produjo, sin embargo, una pequeña bajada de tensión en la red eléctrica, semejante, en su duración, a un bostezo grotesco y...
2 de enero de 1986
El día dos todo el mundo volvía a comer pan. El Juan tenía que abrir de nuevo la panadería (otro año más, otro mes más, otro jueves más) y, sin embargo, no le quitaba un ojo de encima a las agujas del reloj, en la pared de...
21 de enero de 1986
…larva, larva. Ahora dilo tú». La voz que estaba en su cabeza salía de un agujero en la pared porque, un día, alguien había quitado una piedra de abajo de la pared y había dejado un agujero negro para que hablasen los de abajo si querían. Se...
1 de junio de 1987
—Hoy es el último día que vendremos, Sergio.
—Sí?
—Sí. Hoy se acaba el ciclo, amigo.
—Y qué pasará luego?
—Luego? No sé…
El hombre alto se encogió de hombros y sonrió, «quién sabe, pequeño».
—Bueno…
—Has comido bien, estos días?
—Sí, sí.
—Muchas chuches?
—No, no. Ninguna.
—Eso está bien, Sergio. Que ayudes a un amigo...
3 de octubre de 1988
El Paco se había hecho daño en la mano buena, la mano de las pajas, porque se le había escapado la barra de hierro que hacía servir de palanca para forzar la puerta que había al fondo del pasillo de la planta baja del número dos de...
El forn de les bruixes

Era el forn de Sant Vicenç|allà al costat de la plaça.
Feien els millors croissants,|que millors no’ls fan a França.
A Mollet tots ho sabien,|a Mollet i a les contrades,
prò Forn de Sant Vicenç|la gent no l’anomenava.
Li’n deien Forn de les Bruixes|en honor de les germanes
que servien aquells dolços|i...
Els bandolers de Gallecs

Tres germans foren, tres,|tres germans de pagès,
Tres germans que sabien|llaurar camps de Gallecs,
plantar blat i collir-lo,|i poca cosa més.
Un dia el seu bon pare,|un bon dia els digué:
“Poseu el blat al carro|porteu-lo a Granollers,
dueu-lo a la Porxada|pel deute satisfer.”
Varen matar dos homes|a l’entrada del Mogent.
Al mercat no...
L'herald de la Garriga
No era l’herald més ràpid,| l’herald de la Garriga,
prò era sabut dels nobles| que al Vallès no hi havia
missatger més fiable| ni amb més gallardia.
Les dames dels senyors| en sabien les mides
i li feien l’ullet| i, fins i tot, carícies.
Un senyor molt gelós| de la seva bonhomia
va...
La nena de la Porxada
Tots els dimarts una nena
apareixia a la plaça,
una minyona morena
que venia sens parada.
Al mercat portava cebes
i trenes d’alls o patates,
a la tardor moniatos
o també duia magranes.
Poca cosa que es venia,
aixís estava de magra,
i quan tot ja s’ho venia
als venedors ajudava.
Ningú del mercat sabia
d’on venia, on marxava,
prò sabien...
En Manelet, el curiós
En Manelet se’n va anar
als camps aquells on sembren
les sembradores del cérvol
un matí de primavera.
Ningú no gosava anar-hi
quan marxaven en filera:
“A sembrar només hi anem
les que’ns estem per casar.
Després vindran els mascles
i la terra els donarà.
Amb les banyes d’aquest cérvol
que la terra j’ha solcat;
amb les...
Muerte del viejo del guardacantón
Hace días que el viejo no está en el guardacantón. Después de muchos años, la esquina está vacía. Diría que sola. L'Aleix piensa, al pasar por su lado, que el viejo estará metido en su cama, tapado con mantas y con algo de fiebre. Le imagina una...
Historia del viejo del guardacantón I

Bonaventura nació pobre. Fue en una mañana de primavera, en los tiempos en que se levantaban fábricas para el provecho de los hombres en los arrabales de la vieja Poderna. Lo recibieron con alegría. De tan buen humor estaba su padre, que tuvo la ocurrencia de...
Historia del viejo del guardacantón II-IIII

Una mañana temprano lo sacó de allí el hombrecillo colorado de la ramita de hinojo dulce en la boca. Se lo llevó montado en su carro y Bonaventura, entre «ja» y «ja», no se enteró de adónde iban tan pronto:
—Waar, Piter?
—De hooi-oogst, meester Bonventur!
—Ja, ja.
Ni idea...
Historia del viejo del guardacantón II-VII

Hiltrud le tenía dicho, y con razón, que era un pésimo comerciante. Lo estuvo reflexionando durante varios días: si le daba un hijo a la señora querida de todos, iban a pagarle unos buenos dineros por unos pocos minutos de su tiempo. Desde luego que ganaría...
Historia del viejo del guardacantón II-X

Y se miró a la niñita, que no dejaba de plañirse. Probaron a darle leche de vaca caliente, templada y fría y nunca quiso tomar más que un sorbito. Tenía hambre, se fiaba de ellos, pero ¡¿qué narices le estaban dando de comer?! Bonaventura pensó en...
Diálogo del Cisco y en Fageda sobre la mujer de uno
—De vegades em miro la dona i penso què coi foto'mb ma vida que no me l'estic follant tot el puto dia…
—Què dius ara, noi?
Esto último lo pregunta el Cisco antes de darle una chupada larga y sentida al cigarrillo. En Fageda, a su lado, no acaba...
Diálogo del Cisco y en Fageda a propósito de na Celia al pasar
La lumbre del crepúsculo deja un sabor dulce sobre los tejados de la vieja Poderna y el Cisco, por no oír más a la mujer, se sienta en el escalón de la puerta de casa a fumarse un pitillo. De vez en cuando, si el humo del...
El Carles y la supervivencia del Galemys pyrenaicus (caroli o no)

nada por más que busque. Hace días que el morro le dice que no se trata del Galemys pyrenaicus de manual. Ha descubierto algunos indicios que sustentan la existencia de un nuevo taxón. Si pudiera hacerse con un ejemplar, tendría en sus manos el holotipo que...
Canción de lluvia para armonio y dos voces

Hace poco caminaban por las calles cerradas y antiguas de la vieja Poderna, llevados por el gozo de haberse encontrado. Iban en paz, felices y en secreto. Ni ella había salido a buscarle, ni él la estaba esperando en un banco de cierta vía conocida de los...
Parlamento del Macías y el bebedizo de orines de lobisome
Sabe, oh pueblerino, que'l Macías ya penaba de amor en su más tierna juventud. Andaba sin norte el día que la vio por primera vez: era la judía, ojos verdes, más bonita del barrio. Llevaba la fruta roja en el cesto y el cabello, recogido bien alto...
1
Bajo un cielo de grises y azules, densos, apretados, la masa boscosa se estremece apenas ante la presencia de la tormenta (a lo lejos); por entre la verdura, muy espesa, serpea un camino de tierra y piedras: un único vehículo circula por él, lentamente, por causa...
3
Nueva entrega de la colaboración especial entre los maestros de lo fantástico J. J. Plans (Gijón, 1943), periodista, escritor y presentador de radio, y J. Boix (Badalona, 1945), artista polifacético, autor de las historias Penny (1975), La cautiva de Zork (1976) y La boda de Monique...
4
Le da los números de octubre-noviembre del 79 (los deja en la cama) y busca entre los vinilos de la estantería — más de cuarenta. Está todo Metallica: del Kill'em all al black álbum; está Maiden, Testament y las Peel Sessions de Napalm Death.
—¿Te ha molado?
Hace que...
5
Número 30. Mensual. 125 PTS. La pintura (casi fotografía) de la hembra ocupa todo el alto de la portada. Aparece de frente, de tres cuartos, vestida con un corsé y unas braguitas no mucho más blancos que la piel de su cuello, hombros o pecho. No...
6
Están sentadas en un banco de la plaza — la luz de la farola entre el verde de las ramas de dos falsas acacias; los columpios en sombra, muy quietos; la fuente grande abandonada a su silencio monumental; la pequeña, a un chorrito de agua, a un...
Fabulación del gigante

Pasa página (la lluvia empaña los cristales) y halla una bella estampa. Junto a los versos del poeta, los versos que se aburren, ve subir a la muchacha la ladera del monte (cualquier monte) por una cuesta. Lleva una cestilla a su tío abuelo que nada del...
Planto del ogro
Cuenta (un papel, entre las páginas de un libro) que el cabrero, un pastor muy niño, llegó con su rebaño al monte las voces una mañana temprano. Fue al pie de un peñasco, al retiro de su sombra, donde gravaba un pedrusco que había de servirle de...
Balada de la gitanilla
Pasada la medianoche, su hermana volvía a escabullirse por el ventanuco del carromato: salía del catre con cuidado de no despertarla, caminaba de puntillas hasta los postigos, que estaban al fondo de la habitación, y, después de abrirlos de poco a poco, saltaba fuera. Caía en silencio...
Nocturno. Fantasía tardoaustríaca.

Habíamos llegado al poblado con la noche. Eran algunos techos bajos, hogares sin apenas lumbre y chimeneas lentas. No había un alma en la calle… Mandé entrar a la tropa.
—Parecen los hombres muy cansados.
También su juventud se agotaba en los cadavéricos ángulos de su cráneo o en...
El ojo de la cerradura (en blanco y negro)
Mientras oía restallar (la lengua en el paladar), dudaba si volver a mirar… porque veía, sin mirarlos, los vivos bocados o la pasta mojada, ya sin forma, entre los dientes, y no, no se atrevía a volver sobre sus pasos. Ni de reojo. Repasaba, eso sí, los...
Llibre dels homes

Edición castellana del «De Omine o Llibre dit dels homes», Poderna, Josep R., sine nomine et sine die, a cargo de Ernesto Barroso.
La finestra del call

scribe el escriba de espaldas a la norma «Axí com cell / qui'n lo ſom nis de lita», mientras piensa las carnes gruesas de la manceba. Piensa los senos prietos, los muslos apretados. Piensa las posaderas, bajo la falda, con las manos sucias...
La font de l'escala

onsumados, el uno en brazos del otro, yacían más tranquilos, más hermosos. Ya fuera en la huerta de frutos abotargados o en el pajar, departían sobre el amor — preferían, con todo, su escondite en la dehesa, cenador natural entre fresnos floridos, donde murmulla la fuente el...
El mas vora l'estany

aseaban al trote, adusto el señor en su cabalgadura, hacia ninguna parte, que aquel su latifundio, extensión inabastable, no era entonces más que llano quemado y cielo plomizo. Al fondo, una alameda, el olmo solitario que hindiera el rayo a un lado del camino, y un cortijo...
Rera la tàpia

os sipiajos, cada vez más pequeños, se perdían en la salvajura de cañas, zarzas y cantos rodados, al fondo. Rara vez rompían en ondas el caudal miserable de la riera y, más tarde que pronto, la altura volvía a ser la misma de siempre, y aburría, como...
Rondalla de la mora Zaida

a noche arde en sombras. También su pecho, muy fuerte. El mocetón sigue la vía que va por detrás de los huertos y baja de prisa las escaleras que llevan al lavadero: tampoco están allí. Sube por las callejas de la judería vieja y busca en los...
Acto 13
Revela la sombra apenas perceptible
la pálida reminiscencia que persigue
el encuentro de tres planos. Entre
el suelo y el techo, poco más que
los estertores del radiador.
Acto 103
El hilo tenso del tendedero contra el cielo
sucio de estos días. Pinzas, minutos,
los barrotes de madrugada. Nadie
en las ventanas. Nada, al cabo.
Jettel que te quiero Jettel

Obras casi completas de Garcilaso de la Perra. Edición a cargo de Ernesto Barroso.
'Cause today I've found my friends...
Falsa elegía del verano del noventa y siete.
El duende de Gallifa

De la antología «Mala lluna. Recull de contes gòtics i altres fantasies», Sant Celoni, El molí vell, 2011.